La pandemia ha cambiado hábitos y reforzado tendencias preexistentes. La producción alimentaria sostenible y el consumo de alimentos más naturales y saludables no ha sido una excepción. No olvidemos que parece que el inicio de la pandemia vino dado por la falta de salubridad en la alimentación y ya hemos visto las enormes consecuencias que eso conlleva. También hemos visto —en el último año— los compromisos de las mayores economías mundiales de llegar a ser neutros en gases de efecto invernadero (GEI) en el año 2050/60 y esto afecta de lleno a la alimentación. Debemos alimentarnos de una manera más sostenible y menos contaminante.
El interés de los consumidores por unos hábitos alimentarios más saludables también ha aumentado, a raíz de la pandemia. La obesidad se ha convertido en un problema social por culpa de un estilo de vida poco saludable y una mala nutrición. Muchos ciudadanos empezaron a hacer ejercicio durante el confinamiento y a introducir cambios en su dieta.
Estos cambios están generando un cambio más global en los gustos de los consumidores. Poco a poco, muchos ciudadanos han decidido reducir su consumo de carne para mejorar la salud. En su lugar, han optado por una dieta mayoritariamente de origen vegetal. Un auge que también está relacionado con una mayor concienciación climática y preocupación por el bienestar animal, ya que la adopción de una dieta con más alimentos vegetales es beneficiosa para el planeta.
Al existir una mayor demanda por parte de los consumidores, las empresas han empezado a responder a ese reclamo. Las opciones vegetarianas y veganas son cada vez más frecuentes en las cartas de los restaurantes, sin tener que buscar locales específicos. Asimismo, los productos alternativos como la bebida de almendras o el tofu ya se encuentran en las estanterías de todos los supermercados.
Esta revolución de la alimentación no solo se está dando en España, sino que tiene una dimensión global.
En Estados Unidos y Europa, cada vez más gente está reduciendo su consumo de carne o ha dejado de consumirla por completo. En consecuencia, además de los veganos y los vegetarianos, está aumentando el número de personas flexitarianas: consumidores que siguen principalmente una dieta vegetariana, pero en ocasiones toman carne o pescado. El aumento de la demanda de alimentos alternativos se refleja en el creciente número de productos veganos que se ofrecen en toda Europa, en torno a 10.000 nuevos productos en 2018, lo que supone un aumento del 52% respecto a 2017 (1).
Un 5,2% de la población europea es vegetariana. Un estudio de 2018 titulado How many vegetarians in Europe? patrocinado por FranceAgriMer, una agencia gubernamental francesa, reveló que, a partir de grupos representativos de cuatro países europeos, el 12% de encuestados entre 18 y 23 años se consideran vegetarianos, frente al 2% de los mayores de 55 años y una media del 5,2% de la población total. Según el estudio, en 1998 esa cifra era del 0,7%.
Por otro lado, La demanda alimentaria no ha dejado de crecer en los últimos años, a consecuencia del aumento de la población mundial y de la mejora de la calidad de vida. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) prevé que la población mundial aumente desde los 7.700 millones de personas en la actualidad hasta los 9.700 millones de personas en 2050.
El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, aniversario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Su objetivo es concienciar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Ante estos cambios, la industria de la alimentación también está inmersa en un proceso de cambio. Muchas empresas han dedicado muchos esfuerzos a innovar e introducir mejoras en la cadena de suministros. La digitalización juega un papel fundamental para optimizar la productividad.
El mundo de la inversión no podía quedarse al margen de esta tendencia. La gestora BNP Paribas Asset Management lanzó el fondo BNP Paribas SMaRT Food en 2015, convencidos de esta temática que se sustenta en:
- Expectativas de crecimiento de la población y una creciente escasez de recursos. Por lo que debemos alimentarnos de manera más sostenible y reducir el volumen de residuos.
- Efectos de cambio climático: inundaciones, sequías.
- Cambios en las pautas del consumidor que está dispuesto a gastar más para tener una alimentación de calidad, más vegetarianos. También encontramos más personas alérgicas, intolerantes, celiacas.
- Regulación más estricta: etiquetado, impuestos a los azucares, etc...
¿En qué tipo de empresas invierte el BNP Paribas SMaRT Food?
El fondo invierte en compañías a nivel global que participan en toda la cadena de valor del alimento lo que llamamos “del campo al plato”. Esto le permite tener una cartera muy diversificada que invierte en sectores muy diversos como agricultura, tecnología, empaquetado, logística, consumo básico o distribución, con un perfil mixto ya que invierte tanto en sectores cíclicos como defensivos. La cartera se compone de 50-60 compañías que mejoran la seguridad alimentaria, promueven alimentos naturales y saludables, reducen desperdicios alimentarios, utilizan menos y mejores materias primas, empaquetan de manera sostenible y reducen la emisión de GEI.
El BNP Paribas SMaRT Food está dirigido a inversores con menos aversión al riesgo, ya que tiene un perfil de riesgo de 6 en una escala de 1 a 7.
Este fondo ha conseguido una rentabilidad del 15,83% entre enero y septiembre de 2021. Más a largo plazo, ha logrado una rentabilidad acumulada del 46,84% a 5 años. Puedes encontrar más información en la ficha del fondo en Finect.
(1) Porcentaje de nuevos productos veganos lanzados al mercado, Statista 2020
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